lunes, 5 de enero de 2015




LA VIDA CAMBIA...

Los primeros años


Los primeros años de vida de tu hijo te convierten aunque no lo quieras en fotógrafa profesional y te ves obligada a llevar contigo y a todo lugar una cámara fotográfica que te permita captar (a como dé lugar) todos aquellos momentos que no quisieras que se borraran jamás de tu mente y mucho menos de tus recuerdos. La primera sonrisa, el primer tetero, su primer baño, la vez que tomó por primera vez algo entre sus manitas y lo miró con detenimiento, su carita al dormir, sus primeros pasos, su primera sopa, su primera papilla y todo lo que aunque no sea su “primera” vez nos deleita y nos enamora, al punto que nos convertimos en fans de nuestros propios bebés…  

Como la nuestra, la vida de nuestros hijos va cambiando con el tiempo. Conforme pasan los años, sus necesidades e intereses son otros, diferentes a los que nos ocupaban al inicio. Pero no podemos negar, que en medio de los trasnochos, el corre corre del día a día, la premura que nos exige el horario de trabajo, guardería, escuela, reuniones, pediatra, parques y juguetes, son lo mejor que nos pudo pasar, llegaron a nuestra vida, en el mejor momento, en el tiempo indicado, y mantienen (sin ellos saberlo) iluminado el camino y nos guían en la mejor dirección.

Hasta este momento, Mamá ha sabido cómo resolver todas (o casi todas) las situaciones en las que hubiese sido mucho más simple si Papá hubiese estado presente, pero gracias a las habilidades aprendidas en ciertos actos de magia como la teletransportación, apariciones , desapariciones y con la ayuda de algunas  palabras mágicas como el abracadabra, todo salió bien.

Durante los años de infancia de nuestros hijos, es necesario que tomes las cosas con calma, serénate ante las dificultades para que puedas pensar mejor lo que debes hacer. Programa tus horarios y el de tus hijos de acuerdo a un plan que te mantenga sana. No permitas que las obligaciones hagan de sus vidas una aburrida rutina en la que las obligaciones llevan la batuta.

Permítete llevar de vez en cuando por la imaginación, planea salidas que sirvan de distracción para ambos. Date un tiempo cada vez que puedas para jugar con él, siéntete niña y disfruta de esos momentos como cuando estabas pequeña.
Recuerda que lo más importante, no es solo el tiempo que compartes con tu hijo, sino la calidad del mismo. Puedes grabar en su mente momentos inolvidables de felicidad… donde tu compañía será lo más importante para él, sin importar la situación que puedas estar viviendo.

   

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